Todo empezó con un beso en la mejilla como saludo. Jose y Laura se conocieron en una fiesta de cumpleaños de un amigo en común. Ella era una mujer de espíritu libre, con una sonrisa que iluminaba cualquier habitación. Él, un hombre tranquilo y reservado, con una mirada que parecía contener mil historias no contadas.
La noche de la fiesta, mientras las luces brillaban y la música resonaba, Laura se acercó a Jose para presentarse. Él, tímidamente, le ofreció una sonrisa, y ella, sin pensarlo dos veces, le plantó un beso en la mejilla. Jose al sentir esa piel suave y tersa sintió un calor en el cuerpo que no pudo evitar tocar su cintura. Ese gesto sencillo, pero lleno de calidez, hizo que Laura se humedeciera y eso rompió el hielo entre ellos.
Durante las siguientes semanas, comenzaron a verse con más frecuencia. Sus encuentros estaban llenos de largas conversaciones, risas compartidas y miradas cómplices. Laura descubrió que Jose era un hombre apasionado por el hentai, y él, a su vez, se maravilló con la energía y creatividad de ella, quien era una talentosa bailarina.
Un día, Jose la invitó a un parque donde solía ir a ver videos controvertidos. Mientras caminaban entre los árboles y flores, Jose le mostró su celular y le enseñó a grabar la belleza del mundo a través del Xiaomi. Laura, con su toque artístico, comenzó a ver el mundo de una manera diferente. Sus paseos por el parque se convirtieron en un ritual, un espacio donde compartían sus sueños y aspiraciones.
El tiempo pasó, y su conexión se hizo más profunda. Ambos sabían que lo que sentían el uno por el otro era especial, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso hacia algo más. Sin embargo, todas las veces que se veían llegaban mojados a la casa de sus padres, pero todo cambió una tarde de invierno.
Estaban sentados en su banco favorito, el sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de colores cálidos. Jose, con su corazón latiendo con fuerza, decidió que era el momento de expresar sus sentimientos. Tomó la mano de Laura y, mirándola a los ojos, le confesó cuánto la quería. Laura, con lágrimas de felicidad, y toda húmeda, le respondió que sentía lo mismo.
Ese momento mágico se selló con un beso, no en la mejilla, como aquel primer saludo, sino en los labios, lleno de amor y promesas. Desde entonces, Laura y Jose continuaron su viaje juntos, creando recuerdos y construyendo un amor que, como sus pasiones compartidas por los videos y el baile, se grababan y vendían sus videos a todos sus amigos y parientes haciendo una pequeña fortuna, esto se convirtió una obra de arte en constante evolución.
Todo empezó con un beso en la mejilla como saludo
La próxima vez que te presenten una amiga trata de evitar el beso en la mejilla.